hipnotizante azul del Mar Caribe que te obliga a chapucear con sus olas. Constante verdor entre los remotos rincones donde el la ambición de los hombres aun no llega.
Cual miserable hambriento algunos comen inmisericordemente de las costillas del campesino, del obrero... y se olvidan, en su ansiedad de consumo, del dolor, al arrancar de sus costados la carne viva...los desangran cual chivo en fiesta patronal de pueblo, y lo exhiben sin pudor en sus tiendas.
Mi país, hermoso paraíso, a donde la polilla ha caído en forma de político, donde el moho a corrompido los corazones de quienes un día, tal vez, tuvieron su frente en alto, mi país ahora es un nido de serpientes venenosas donde para dar un paso debes mirar no una, si no tres veces a donde vas a poner un pie, porque sin darte cuenta, te llevan hasta el zapato.
Pero este es el lugar donde nací, esta es la cuna que me ha mecido, estos son los brazos que me han levantado, duramente, pero sigo de pié, sufriendo los desvanes y las decepciones constantes de los noticieros que ya ni veo... y tampoco leo, porque la desventura siempre está en primera plana, y eso, mis amigos, eso... no es buena noticia.